03 septiembre 2008

crónicas berlinesas a destiempo (I)

Transcribo:

1 de agosto '08
Kreuzberg, Berlín
x
x
x
En el café de la esquina hay jazz en directo. De haberlo sabido antes no me hubiese costado tanto salir de casa. Es mi primer día gris aquí, aunque me despertaron los rayos del sol. De un momento a otro, sin que nadie se dé cuenta, empieza a llovr, pero sin dejar de hacer calor, y eso me gusta. El calor de estos días es lo único que me acerca a casa, a mi casa. El alemán es lo que me aleja de todo, aunque la gente se muestre cercana.
x
Creo que, hasta ahora, jamás me había sentido realmente sola. Por eso, quizás, me refugio en los cafés. En ellos mi inglés es extraño, estrangero, aunque el camarero me sonría divertido. El hombre del saxo pasa su gorra entre las mesas, espero que mi contribución sirva de algo, la suya me ha alegrado la tarde.
x
Llega Guillem y se sienta a mi lado, al estilo parisino, dice él. Tras otro café rápido paseamos juntos hasta la parada de metro más cercana a casa de Hanna y Juan. Me reúno con ellos y con el pequeño para salir a cenar. Con ellos los minutos vuelan. Tomamos pizza y cerveza cerca del río, al otro lado del muro. Julián sonríe mientras duerme en el 'trapo', como le llaman ellos, sobre los senos de su madre. Volvemos a pasear, y a tomar más cerveza, pero esta vez en un BierGarten. La lluvia nos devuelve a casa, pero sin frío.
x
x
x
4 de agosto '08
Charlottenburg, Berlín
x
x
x
Leo y copio en mi cuaderno:
"Cómo decirlo a nadie si tú mismo no podrías saber que la mención de tu nombre, el paso de tu imagen en cualquier recuerdo ajeno me desnuda y me vulnera, me tira en mí misma con ese impudor total que ningún espejo, ningún acto amoroso, ninguna reflexión despiadada pueden dar con tanto encono; que a mi manera te quiero y que ese cariño te condena porque te vuelve mi denunciador; el que por quererme y por ser querido me despoja y me desnuda y me hace verme como soy; alquien que tiene miedo y que no lo dirá jamás, alguien que hace de su miedo la fuerza que la lleva a vivir como vive", en las páginas 189 y 190 de 62 / Modelo para armar, de Julio Cortázar, y entonces me doy cuenta de que estoy aquí por alguna razón que no es precisamente aprender alemán.

No hay comentarios: