10 febrero 2008

El sentido de la espera es recorrerte, de pies a cabeza, o al revés, haciéndote temblar como una luna en el agua, recordándote que andás más vivo que nunca. No sé por qué me he empeñado en dar forma a esto durante todo el fin de semana. No sé, tampoco, por qué, no me había dado cuenta antes, muchos días antes (sí, aún no he aprendido a contar los meses), de que esperar no siempre es una pérdida de tiempo. No sé, por último, por qué, tras ese breve café de miradas intercaladas, me vinieron de golpe las cosas que te hubiera dicho, las cosas que nunca te digo.
Será que los días pares me entontecen. Será, quizá, que te echo de menos.

4 comentarios:

Unknown dijo...

este fin de semana, para mí, también, la espera ha vuelto a recuperar su sentido

♥♥♥

Vicente Luis Mora dijo...

A ver si te gusta: “La espera es sólo es el espacio de la beligerancia inconciliable entre tus imágenes de disuasión y tus convicciones de representación –me digo–, entre la inmediatez y el aplazamiento, y ese espacio es a veces tan dilatado como una mañana o tan corto como una vida”; José Ángel González Sainz, Un mundo exasperado; Anagrama, Barcelona, 1995, p. 81. Un abrazo.

Anna A. dijo...

En ocasiones, esperar no significa no moverse, sino buscar la postura adecuada para poder seguir adelante.
Y el tiempo, casi nunca es el factor determinante.

Besos (y un vino).

Anna A. dijo...

Perfectas recomendaciones literarias para esas tardes intrascendentes. Siempre sabes cómo acertar.

¿Cambiando hábitos? Buena señal...
Besos estratosféricos