09 enero 2009

Hace tanto frío que me sangran los labios.

El rojo de la sangre sobresale en la gama de colores de esta ciudad: gris, en todas sus tonalidades. Gris oscuro el asfalto, los adoquines. Gris ceniza el cielo, el aire. Gris perla el ambiente de Firenze, la ciudad del invierno, del frío. Hace tanto frío que me cuesta teclear estas palabras en el teclado gélido de mi portátil.

Mi sonrisa es, también, gris, pero de un gris escarlata. Ya estoy de nuevo en casa.

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